Cuando se trata de mariscos, la frescura lo es todo. Esta guía está diseñada para ayudarte a reconocer mariscos en buen estado antes de que lleguen a tu cocina. Ideal para chefs, compradores de supermercado, restaurantes y apasionados del mar.

Mariscos con cáscara (almejas, mejillones, ostiones)

  • Cáscara cerrada: si están abiertas, deben cerrarse al tocarlas. Si no lo hacen, deséchalos.

  • Sin grietas: una cáscara rota indica que ya no están vivos.

  • Olor a mar, no a pescado: deben tener un aroma fresco, no fuerte ni desagradable.

Camarones, langostinos y similares

  • Color translúcido y firme: deben tener un tono uniforme, sin manchas negras ni partes gelatinosas.

  • Cabeza bien adherida: si se desprende fácilmente, puede ser señal de descomposición.

  • Sin olor a amoníaco: es el principal indicador de que están pasados.

Calamares y pulpos

  • Superficie lisa y brillante: evita los que se vean opacos o con mucosidad amarillenta.

  • Textura firme: al presionar deben sentirse consistentes, no blandos ni resbalosos.

Consejos finales

  • Refrigéralos lo antes posible si no los vas a cocinar de inmediato.

  • Pregunta siempre por la fecha de captura o descongelación.

  • Confía en proveedores responsables y certificados como Seafood Brothers.

Conocer estos detalles hará que tu experiencia con mariscos sea más segura, deliciosa y responsable. ¡#PáseleALoPescado y elige siempre con el mar en mente!