Cuando se trata de mariscos, la frescura lo es todo. Esta guía está diseñada para ayudarte a reconocer mariscos en buen estado antes de que lleguen a tu cocina. Ideal para chefs, compradores de supermercado, restaurantes y apasionados del mar.
Mariscos con cáscara (almejas, mejillones, ostiones)
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Cáscara cerrada: si están abiertas, deben cerrarse al tocarlas. Si no lo hacen, deséchalos.
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Sin grietas: una cáscara rota indica que ya no están vivos.
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Olor a mar, no a pescado: deben tener un aroma fresco, no fuerte ni desagradable.
Camarones, langostinos y similares
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Color translúcido y firme: deben tener un tono uniforme, sin manchas negras ni partes gelatinosas.
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Cabeza bien adherida: si se desprende fácilmente, puede ser señal de descomposición.
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Sin olor a amoníaco: es el principal indicador de que están pasados.
Calamares y pulpos
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Superficie lisa y brillante: evita los que se vean opacos o con mucosidad amarillenta.
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Textura firme: al presionar deben sentirse consistentes, no blandos ni resbalosos.
Consejos finales
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Refrigéralos lo antes posible si no los vas a cocinar de inmediato.
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Pregunta siempre por la fecha de captura o descongelación.
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Confía en proveedores responsables y certificados como Seafood Brothers.